SEMINARIO DE ESCRITURA AUTOBIOGRÁFICA EN MÉXICO EN EL SIGLO XIX Y XX
Uno de los cambios fundamentales que han experimentado los géneros literarios en su larga evolución, es el lugar, cada vez mayor, que la civilización contemporánea le otorga a la autobiografía y, en general, a toda la familia de los géneros que conforman la escritura autobiográfica (diarios, memorias, epistolarios, libros de viaje). Estos géneros, también llamados memorialísticos, se distinguen por la presencia de un yo que rememora una experiencia propia ya sea íntima, pública o privada, circunstancia que establece diferencias al interior de cada una de estas manifestaciones escriturales. Estos cambios fundamentales a los que me refiero, se han debido a la importancia que la Modernidad ha concedido al yo, tanto en la discusión de su estatuto, como en el análisis de sus manifestaciones sociales y sus formas. Un antecedente fundacional lo establece el libro Ensayos de Michel de Montaigne, así como los libros de San Agustín, Santa Teresa y Jean Jacques Rousseau; sin embargo, será con la Ilustración, llamada segunda Modernidad, cuando el ensayo se convierta en un género con su propio horizonte de expectativas. Por lo mismo al hablar de las escrituras del yo que nacen en el contexto de la Modernidad, es posible incluir no sólo a la autobiografía sino, además, a otras formas de escritura donde se manifiesta ese yo y sus respectivas vinculaciones con la Historia y la experiencia humana.
En el transcurso del siglo XIX, las formas autobiográficas tendrán un desarrollo y una atención crítica considerable gracias a los trabajos históricos de Dilthey, Misch, Bateson, Burr y Shumaker iniciados a finales de esta centuria y principios del siglo XX. No será sino hasta 1956 con la publicación del artículo de Georges Gusdorf, “Condiciones y límites de la autobiografía”, cuando se apunta a una reflexión teórica más sólida de aquellas propuestas realizadas con anterioridad. A este texto suceden libros y ensayos y se plantean tendencias muy dispares en el entendimiento e interpretación de los problemas que plantea la autobiografía y, en menor medida, los demás géneros pertenecientes a la escritura autobiográfica.
Hay que insistir en la palabra problema, porque la autobiografía, debido a su relativa juventud como género, se ha convertido en un campo en el que se dirimen temas centrales del debate teórico literario actual que se abordan también en la filosofía. Esta circunstancia obedece no sólo al sentido histórico que ha tenido esta disciplina sino, además, por el lugar que ocupa el género en la configuración de las obras de San Agustín, Descartes, Bacon, Kant, entre otros, y porque de modo preponderante, la discusión sobre la autobiografía ha sido un campo de batalla donde se enfrentan, al pretender articular mundo, yo y texto, entre otras y variadas cuestiones: la lucha entre ficción y verdad, los problemas de referencialidad, la cuestión del sujeto y la narratividad como constitución del mundo. Otro problema que resulta ineludible es el del lenguaje, pues es el medio de que se sirve el autobiógrafo y todo escritor que incursione en el campo de la escritura autobiográfica para relatar su vida o sus experiencias de vida y, por consiguiente, no puede reducirse a mero instrumento en manos del escritor sino que su carácter de mediador entre sujeto y texto y entre este y lector, nos obliga a plantearnos en qué modo y medida el lenguaje no simplemente sirve al sujeto sino que lo constituye en total.
La escritura autobiográfica es una de las manifestaciones literarias que goza de mayor auge y actualidad en las últimas décadas. La importancia creciente del yo, en las manifestaciones literarias actuales, se da tanto en el campo de la creación como en el terreno de la teoría literaria contemporánea, por lo mismo, es importante destacar las reflexiones y contribuciones teóricas que sobre la autobiografía, y los demás géneros memorialísticos, han ido proponiendo las principales escuelas y direcciones del pensamiento literario durante el siglo XX que van desde las formalistas a las pragmáticas (Philippe Lejeune, Elizabeth Bruss) hasta la escuela deconstructivista (Paul de Man, Jaques Derrida).
Por otra parte, si bien es cierto que en el terreno de la creación literaria de textos memorialísticos la cultura francesa e inglesa han tenido un lugar preponderante desde siglos atrás, no podemos soslayar la presencia que estos géneros tuvieron en la literatura mexicana del siglo XIX y de manera abundante y sobresaliente en las letras nacionales del siglo XX.
Hoy día, gracias a las investigaciones y rescates de los estudiosos de nuestra literatura, es posible advertir que la escritura autobiográfica en el siglo XIX tuvo un cultivo notable; muestra de ello son las autobiografías, memorias, diarios, epistolarios y libros de viajes escritos por los autores de este siglo que se han dado a conocer en el siglo XX. Desafortunadamente, toda esta labor de rescate no ha sido sistematizada ni recogida en su totalidad, pues aún queda por recobrar una buena cantidad de escritos memorialísticos que se encuentran en los acervos de la Hemeroteca Nacional y en los diversos fondos de las bibliotecas de la ciudad de México.
Dra. Blanca Estela Treviño
Enlace: http://escrituraautobiografica.filos.unam.mx/introduccion.php?1.0.0
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